domingo, 16 de diciembre de 2012 Tags: 1 comentarios

La muerte de las personas, la tumba del ciclista.

 Hoy, otra vez, lamentamos la muerte de un ciclista en la vías de nuestro país. Hoy la tragedia tiene nombre propio, y los informativos y las redes darán voz a la tragedia. Pero hoy se volverán a olvidar de que más allá del morbo de un olímpico atropellado, existen tragedias casi cotidianas de las que la prensa sólo hace referencia a nivel local y de manera casi anecdótica.
 Es lamentable que un país que se echa a las calles para seguir las grandes pruebas ciclistas, demuestre tan poca deferencia hacia el ciclista anónimo, ese que nos cruzamos en nuestro coche casi cada día.
 Es lamentable la presión a la que se ven sometidos muchos ciclistas urbanos por parte de unos conductores que parecen no conocer el código de circulación.
 Pero sobre todo es lamentable que se use al ciclista como cartel publicitario, como ejemplo de buenos propósitos, cuando nuestros políticos quieren hacerse un lavado de cara o cortar la cinta de salida de la vuelta.
 Es una auténtica vergüenza que la normativa de tráfico que aumenta la protección y los derechos del ciclista lleve en un cajón más de tres años, mientras que a nuestro flamante presidente se le llena la boca diciendo que le gusta practicar ciclismo (será que para él cierran al tráfico las carreteras).
 Y desde luego es un auténtico insulto que la xunta haya pagado más de doscientos mil euros por un proyecto para el "Plan director de la movilidad alternativa en Galicia" del que no se ha vuelto a saber nada de nada.
 Son muchos los elementos que forman parte del debate, y a menudo nos hemos visto explicando que no por defender al ciclista urbano, defendemos al que usa las aceras (eso sería tanto como decir que por ser conductor no respetas los límites de velocidad o es posible que des positivo en un control de alcoholemia), u otros ejemplos del mal uso de un vehículo, que sin embargo, es el más altruísta de los medios de transporte.
 Quizás, cuando un conductor ve reducida su velocidad por que hay un ciclista en la calzada debería pensar no en el futuro inmediato (que llegará un par de minutos tarde), si no en el de los hijos que lleva detrás, y en que ese ciclista está cuidando el aire que respirarán. O en que a mayor número de ciclistas mayor fluidez del tráfico. O que el ciclista suele usar menos los servicios sanitarios (su salud es mejor según las estadísticas) y por lo tanto, reduce un gasto que pagamos todos.
 Y sobre todo, a ver si cuando vemos a un ciclista desde nuestro volante, vemos la realidad, vemos lo mismo que va en las plazas traseras de nuestro coche o por las aceras de nuestra ciudad. A ver si dejamos de dividirnos y empezamos a ver a seres humanos tanto sobre dos ruedas, como en cuatro, doce o a pié. Ya es hora de que empecemos a respetar al otro para conformar un único colectivo, el de las personas. Será entonces cuando veamos que cambiar las cosas es posible y mucho más gratificante de lo que creíamos y sobre todo, será cuando empecemos a preparar el futuro que queremos para los que a su corta edad todavía ven a la gente como lo que es, personas, y no colectivos con los que emprender batallas absurdas.
 Un saudo a tod@s.

1 Response to La muerte de las personas, la tumba del ciclista.

José Vera
17 de diciembre de 2012, 11:04

Corría el año 2003 y yo me acababa de comprar mi primera bici "de verdad", de esas que tienen cosas que ni imaginaba (frenos de disco, horquilla regulable y bloqueable, pedales automáticos...). Una BH Expert Team verde y amarilla preciosa que venía a sustituir a una Supra200 que no abarcaba mis expectativas dentro de un deporte que acababa de conocer: el MTB.
A la bici le dió por hacerme esperar cosa de 2 meses, así que los chicos de Recicleta Zaragoza me dejaron una revista de bicis en la que salía una prueba de mi bici, para ponerme los dientes largos durante todo ese tiempo. Esa revista se llamaba BikeAFondo, y me la leía de arriba a abajo todos los días. Primero iba a las páginas donde aparecían las fotos y los textos de mi futura compañera de rutas, y cuando me cansaba de suspirar seguía leyendo otras secciones.
En una de ellas aparecía la entrevista a un corredor con cara de niño, con el pelo teñido de rubiales, y luciendo una camiseta (luego supe que se decía maillot) con un arco iris pintado. Se llamaba Iñaki Lejarreta, y acababa de ganar algo del mundo. Aparecía con una bici Orbea parecida a la de Gori (un conocido en un foro donde participé en mis inicios) que me flipaba casi tanto como mi futura BH (qué ignorante, jajaja). El caso es que ese chaval me llamó la atención. Seguía sus participaciones en las carreras a través de las clasificaciones. Y aunque ganaba poquitas siempre estaba entre los 10 primeros.
Ayer un coche le robó la vida. Con 29 años, un hijo a punto de nacer en enero, y con un presente y un posible futuro en el ciclismo en ruta.
Hoy me apetecía escribir sobre él, y rendir un pequeño homenaje a mi primer ídolo en este mundillo. Como comentaba ayer, seguro que está allí donde vamos los que sentimos la bici de otra manera, pedaleando junto a mi amigo de la barba chivo, el calvo italiano que subía como el trueno, y tantos otros.
Y yo ahora pregunto en alto ¿qué podemos hacer entre todos (ciclistas y conductores) para acabar con estas muertes tan inútiles?
Yo, como muchos, puedo hablar desde los distintos puntos de vista. Y reconozco que por ambas partes se suelen hacer mal las cosas.
Como ciclista veo que los coches no siempre respetan el metro y medio de distancia obligatoria de seguridad. También compruebo una y otra vez el mal estado de los arcenes por donde los ciclistas de carretera, por seguridad, deberíamos circular. Luego está el tema de la excesiva velocidad de coches y camiones, de los ignorantes a los que sólo les da la neurona para gritar ¡Ala, Indurain!, de los que nos ignoran y maniobran sin indicar donde les sale del ciruelo, de los putos mal nacidos que conducen bebidos...
Y como conductor veo también barbaridades cometidas por compañeros ciclistas, que me suelen provocar bastante mala ostia. Me parece estupendo, por ejemplo, que la ley nos deje circular en grupo ¿pero realmente es necesario hacerlo en todo tipo de vías, o incluso en aquellas de visibilidad reducida? Que lo diga la ley no dlsignifica que tengamos el derecho a poner nuestras vidas en peligro porque sí. No sé si me explico.
Yo, desde luego, me niego a circular en grupo, sea la vía que sea. Primero por mi seguridad, y luego por respeto a los conductores que aminoran su velocidad para poder adelantarme de manera adecuada. Asímismo uso el arcén siempre que puedo, y si es inciclable o no existe, circularé con mi bici lo más pegado a mi derecha. Repito, no es lo que dice la ley, es lo que yo pienso que es lo correcto.
Creo que todo es cuestión de respeto y de razonar las cosas. No es tan difícil.
D.E.P. Iñaki.

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